Alergia a la proteína de la leche (APL)

Alergia a la proteína de la leche (APL)

La alergia a la proteína de leche de vaca (APLV) es una de las más comunes entre las alergias alimentarias.Tras la exposición al alérgeno, la persona se sensibiliza y produce anticuerpos específicos para algunas fracciones proteicas de la leche, son las inmunoglobulinas E (IgE).

Después de una segunda exposición el antígeno se fija a las IgE y se desencadena una respuesta que puede tener diferentes magnitudes, esa respuesta es la reacción alérgica.

Comúnmente los síntomas aparecen cuando se introduce biberón en los bebés. Estos síntomas aparecen comúnmente como dermatitis.

Las manifestaciones más comunes consisten en síntomas cutáneos, seguidos de digestivos o asociación de ambos y finalmente respiratorios y anafilaxia. En ocasiones, los síntomas son leves y poco valorados o no relacionados aparentemente con el alimento.

Las alergias alimentarias aparecen a cualquier edad, siendo más frecuente durante la primera infancia, al ser la leche el primer alimento no homólogo que se introduce en la dieta de un lactante.

Factores de riesgo

  1. Antecedentes familiares
  2. Administración precoz de proteína de leche de vaca
  3. Administración intermitente de proteína de leche de vaca durante la lactancia

Diagnóstico y tratamiento
Al igual que otras alergias alimentarias el estudio alergológico consiste en determinar el historial clínico del paciente, determinación sanguínea de IgE específica de las distintas proteínas (la prueba FABER es ideal para obtener un resultado preciso) y exposición controlada.

El alergólogo interpretará estos resultados para establecer un diagnóstico y posteriormente un tratamiento adecuado para cada paciente. Estos tratamientos pueden variar desde dietas estrictas hasta sustitución de proteína de leche con fórmulas especiales.

Se debe tener especial cuidado ya que la proteína de la leche se encuentra presente en lácteos y derivados, pero también están presentes en otros productos manufacturados como pan, embutidos, pescados congelados, golosinas, conservas, cosméticos y medicamentos; además de numerosos aditivos empleados en la industria proceden de la leche.

Es recomendable limitar al máximo el consumo de productos industriales para prevenir la exposición del paciente.

También es muy recomendable que el alérgico porte, en un brazalete, pulsera o chapa identificativa, con letra clara y bien visible, su calidad de alérgico y a qué alimento en concreto lo es.

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